Cada otoño, la Pastelería Maroches en Oak Cliff marca el comienzo del Dia de Muertos con un pan especial, y la gente viene de todo Dallas para conseguirlo.
Pero las tormentas este año – solo semanas antes de las festividades – presentaron un reto para Maroches.
Esta semana, les presentamos un Artist Spotlight en español con la familia de pasteleros, enfrentando un gran desafío.
El aguacero en Octubre fue un golpe para Manuel Téllez y la Pastelería Maroches.
“No paró de llover por más de 9 horas,” él dice. “No hay tiempo para que eso se vaya porque todo los drenajes están llenos al tope de agua corriendo.”
El techo de mosaico rojo estaba dañado. Agua goteaba en cubetas atras del mostrador, haciendo charcos en la pequeña cocina que solo dispone de un horno industrial.
La lluvia no pudo venir en un peor tiempo. Téllez y su familia hacen postres Mexicanos todo el año – pero en Octubre, hacen pan de muerto. Es redondo, cubierto en azúcar y decorado con forma de huesos.
Usualmente, pueden hacer cientos al día en lo más alto de la temporada, pero el clima ha retrasado su trabajo.
Solo tienen un par de semanas para hacer el trabajo de un mes.
Tellez dice que fue como empezar de cero.
“Todos los que hacen pan es un arte,” ella dice. “Trabajar con las manos. Porque tienes que aprender a conocer la harina. Si voy a leer una receta, no. Tienes que tener base. Saber. Estudiado un poquito algo.”
Graciela, la mamá de Téllez, está en la cocina.
Hace calor en la pastelería. Ella dice que ayuda a que la masa amarilla pegajosa suba más rápido.
“Lleva harina, lleva huevo, lleva mantequilla,” dice Graciela. “La levadura. Mezcla. Su azucar. Y luego se mezcla todo. Y todo va pesadito. Y hay que esperar que suba.”
Usa una espátula de plástico para cortar la masa en pedacitos. Su secreto? Un poco de agua de azahar.
Graciela dice que aprendió a hacer pan de muerto viendo a su mama.
“No muy bien me gustaba,” ella dice. “Porque como se hacía de mano, se hacía una cosa horrible.”
Y ahora?
“Me entretengo haciendo esto!” Graciela dice. “Es como terapia.”
Terapia para el alma y para el paladar. El pan es suave y un poco dulce.
Cecilia Bardales viene desde Cedar Hill para recoger su pan.
“En Perú, tambien tenemos variedad de panes,” ella dice. La diferencia del pan de muerto que tiene un sabor exquisito. No se. Como que debe ser un ingrediente que no tiene lo mismo que en Perú.”
Tellez aprendió a hacer pan mirando a su mama – igual que ella.
“Hacer el pan es una escultura,” él dice. “Tienes que manejarlo con las manos, darle forma. Igual los que hacen cosas de metal, tienes que sudar, son tantas horas. Todo está enfocado en lo que estás creando y eso es un arte.”
Es una forma de arte llevada a cabo por la familia. No hay una receta para guiarlo. Solo memorias.
“Y eso se queda grabado así como los músicos,” él dice. “Que oyen una canción. Nada mas la tararean. Boom. Ahi esta la cancion. Todo empieza a fluir … Y es muy difícil enseñarselo a alguien que no sea de tu familia. Le quitas ese saborcito de experiencia, olvidate. Se te quema hasta el agua.”
La lluvia pudo haber retrasado a Téllez, pero no aplastó su espíritu. Han estado haciendo pan aquí por casi veinte años.
El ha visto Oak Cliff en su punto más bajo – cuando era peligroso caminar por la noche – y hasta ahora han sobrevivido el costo de hacer negocios en un vecindario creciendo en popularidad.
Su pasión por la tradición — por el pan de muerto – los mantiene vivos.
Escucha la versión en inglés de esta historia aquí.
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